LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

viernes, 16 de enero de 2015

EL DESALMADO




Mirando el Guadalquivir recuerdo a un poeta muerto 
doblando una camisa en un motel feísimo 
mientras imagina que es un poeta español mirando el Guadalquivir, 

muñequitas rusas en la mente del río grande, 
dentro del sueño de la mariposa que sueña que es Zhuangzi,
o al revés, los patos y los remeros siguen navegando
pero hoy los flamencos descansan.
Ahí abajo nunca se oxidará el submarino dorado del pícaro siglo,
en el fondo de la corriente verde descansan de sus guerras
litronas y doblones, candados del puente, agujero de Belmonte,
pellejo rugoso del árbol amazónico y gigante del Altozano,
me hieren los rayos de Tonantzin
desde los azulejos de la plazuela de Santa Ana,
-No insistas, Churrero trianero, no puedo entrar en los templos,
y si me pongo plumas un lunes pensarán cosas extrañas...
-¿No crees que deberían poner una barandilla?
-Sé que se han matado algunos al caerse
pero se ve tan bonita la bancada de piedra desnuda sobre el río.
Más vigilante que el faro de Triana,
y el desalmado ya no es persona ni pessoa,
quizás una bruja venga en bicicleta para aumentar su confusión...

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