LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

domingo, 7 de diciembre de 2014

EL TRAJE DEL DOCTOR MUERTE





                                                                    A Jesús Marquez, voz y cuerda.


  Cuando corto alas blanquísimas que aún aletean, plumas que mojan en el rojo como pinceles rápidos, recuerdo que hace mucho los de mi secta cambiaron el concepto de almacén de la conciencia por arroyo, corriente o flujo, porque nunca han querido que nada con la belleza de lo vivo, y menos aún el mayor milagro del vivir pensante, cariñoso y sensitivo, se estanque y se pudra, se reifique o se deifique, porque nada se pierde al morir de algo nuestro o de otros, nadie sale ni entra jamás en la corriente despierta de diamante líquido; cuando mi mano en el interior de una carcasa agarra el corazón rodeado de vísceras calientes, cuando escucho el último maullido de una cabecita totalmente separada de su cuerpo, o me pierdo en el laberinto de carreteras que conducen al ataúd pequeño de un edén soñado, no siento que muera un poco, no siento el dolor jondo o la ternura melancólica y gigante de un asesino delicado, solo siento que soy lo que muere, que no soy distinto de lo que muere o mato, que voy por la corriente viva que siempre es el holocausto del pasado y la memoria más pura y mimada, paseando por tumbas que abonan el raquítico cerezo del olvido, con la cara alumbrada por la pira montañosa de brillos de instantes, cenizas y ascuas de fotos, dibujos, poemas, cópulas y archivos de abrazos que deseaban sobrevivir burlando a su presente, yerba y estiercol, cenit y nadir, no soy distinto, cortando alas blanquísimas siento que no soy distinto de lo que muere o mato. Por eso llevo años juntando las piezas y ya tengo el traje casi listo para cuando me doctore en la metáfora matriz de todas las metáforas, en el viaje de todos los viajes, en los rápidos y remansos del arroyo de todas las muertes y despertares; la corona tiene solidez porque es una cadera de mulo, el peto, la dureza de un par de cocodrilos, el cetro lleva plumas de pato con lunares, las pistoleras son teclados colgantes que no están conectados a nada, también monedas viejas de viejos viajes, flecos de recuerdos flamencos, huesos, collares de cráneos y conchas, caracolas, y cascabeles, muchos cascabeles...

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