LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

viernes, 11 de mayo de 2012

EL OSITO PILOTO

 


Estaba la marea bajísima y los ojos del puente de O´Connell  más huecos que nunca, abajo el río Liffey pasaba lento y espeso, tan negro que hoy no reflejaba las luces de colores del centro. La llovizna le hacía marcas pequeñas y  alegraba mi cansancio; llovizna como bálsamo después de la sequedad del desierto, la sequedad de verte un día en nuestro palacio de las bestias y las plantas y tener que alejarme de nuevo, la sequedad en la boca de explicarte que en realidad ya no viajo, que sigo a tu lado como el osito piloto que recogí en Frankfurt, y ahora duerme a tu lado, pilotando nuestros sueños desde la mesita de noche.

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