LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

miércoles, 11 de marzo de 2009

UNA NOCHE TRANQUILA Y LA ASAMBLEA DEL CÍRCULO (RESPUESTA A MI HERMANO)

El frigorífico es tan puro como la discoteca, pero si quieres charlar con electrodomésticos y viajar sólo, me esperas en casa con la cruz roja invertida;
ya te dije que te desabotonaras, que viene el calor de la Shakti y sus candelas,
y te doy una puerta, y unas llaves y te explico como se abre,
eso también es todo un milagro, porque lo hago por teléfono junto a la cabina del DJ.

Si respondes al porterillo electrónico entrarán dos rubias electrónicas desde el otro lado, si agrandas el agujero de una media a rayas se produce un agujero negro en forma de siete que traga mundos, voluntades, y cambia todos los planes de los viajeros dilettantes y distraídos;
-¿El vestido me lo quito, o me lo pongo? -Quizás haga falta un cuchillo.
-Si necesitas a alguien para deshacerte del cuerpo, aquí hay un colega, de corashón.

Cagar, ducharse, copular, usar el sagrado Trishula para pinchar culos rosados de mujeres buenas, comer un coño y dejartelo caldoso, comerse la consciencia y la vida toda, son los mil yogas de las acciones diarias, recitar el mantra de la purificación suprema es compatible con la espuma de mi gel barato, sin esfuerzo, consciencia y materia comparten la misma pasta si un apartamento es la tierra pura,
y la cama se rompe porque el deseo no es un psicodrama, sólo la tristeza antigua de un niño contrariado.

-¿Quieres tripi?- y te señalaban constantemente el punto por donde entramos a la vida y recorremos universos.
-¿Quieres tripi?- y te mostraban el sendero al templo del Yonitantra, mientras tu creías escuchar a hembras mundanas.
-¿Quieres tripi?- si dices que sí, tienes que decir el gran sí, abrir la garganta como el coño de la Bernarda y matar toda dualidad.
-¿Quieres tripi?- si los perros no son iguales a los brahmines y el corazón no arde tanto como tu mástil, sólo te has comido el cartón de una muñeca, folles o no folles.

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