LA TIERRA DE LA PIEDRA NEGRA


¿Querrían convertirse en desiertos en el desierto,
en luz naranja de risa y llanto,
volverse viento y dicha en la arena, néctar, escalofrío, libertad...

miércoles, 24 de diciembre de 2008

LA CANCIÓN DEL ZORRITO



A Bruce Chatwin, que siguió las huellas de la canción.


Sigo durante horas las huellas del zorrito del desierto. Sé por donde merodea pero nunca encuentro su agujero. Su rastro en la arena está fresco y el viento aún no lo ha borrado. Sólo quiero verlo, sus orejas gigantes, su paso acelerado de loco nervioso. Tengo una foto de sus huellas, pero eso no tiene ningún valor. Siempre he recogido craneos, plumas, huesos, conchas, también curioseo las basuras de los hombres y todo lo que ha estado impregnado de vida, pero eso no es el milagro que baila de lo vivo; igual que una montañita de cáscaras de pipas y tres colillas en una parada de autobús no son el espíritu intranquilo del que estuvo allí esperando. Ya se que todos los museos y bibliotecas sacralizan los productos del arte y los exponen como calamares congelados de gran valor tras una vitrina con alarma, pero la gran obra del Ars Magna no son huellas en la arena, ni cáscaras de pipas, sino el lenguaje nupcial de cromatoforos en un cuerpo abisal y transparente, un animal acurrucado en lo oscuro y fresco del pecho, porque furtivo zorrito es el Espíritu.

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